
La experiencia te ayuda a aprender y a ver las cosas con perspectiva y, además, te permite tomar decisiones futuras en base a aprendizajes pasados.
Por ello, en este capítulo especialmente voy a intentar trasladar mis vivencias sobre la deuda con ejemplos reales, quizás en algunos de ellos te veas reflejados y otros errores cometidos te hagan tener dicha perspectiva cuando vayas a enfrentarte a situaciones similares.
1.- ¿Qué es la deuda?
Partamos de la base de que la deuda tiene una connotación negativa. Una deuda viene a reflejar una cantidad de dinero que tienes que devolver y que has pedido prestada porque necesitabas (o querías) hacer frente a un gasto para el que no disponías de ese capital.
Según la RAE, deuda es toda aquella “obligación que alguien tiene de pagar, satisfacer o reintegrar a otra persona algo, por lo común, dinero”
2.- Mi experiencia con la deuda
Mi primera experiencia con la deuda fue con 25 años cuando firmé mi primera hipoteca para la que ha sido durante 13 años mi vivienda hasta que hemos pasado a una más grande por circunstancias de familia.
La primera reflexión que hacen los gurús y diferentes pensadores alrededor de las finanzas personales es si tienes que invertir en tu primera vivienda (tan joven) y si tienes que vivir en una vivienda hipotecada, con una gran primera deuda, o vivir de alquiler.
Desde luego se puede abrir un debate interesante. Cada opción tiene sus pros y sus contras.
En mi opinión tiene sentido invertir en tu vivienda habitual si haces una buena compra y compras a buen precio, porque es un activo que formará parte de tu patrimonio. Además, de cara al futuro en el que no tenemos muy claro el devenir de nuestras pensiones, en el momento que la tengas pagada podrás vivir bastante más tranquilo.
No tendría sentido si para adquirir esa primera vivienda ocuparas toda tu capacidad de endeudamiento y hubieras aportado todos tus ahorros y esto supusiera un freno de inversión futuro, ya que aunque formara parte de tu patrimonio no estarías aplicando el criterio de la diversificación y tendrías todos los huevos en la única cesta de tu vivienda. Aunque, puestos a no diversificar, mejor en este activo que además es tu techo.
Con la primera vivienda aporté gran parte de mis ahorros pero no todos porque a los pocos meses compré el coche que necesitaba para trabajar.
Éste suele ser otro de los primeros contactos que solemos tener con la deuda en nuestros inicios, con 20-25 años y con nuestro primer trabajo compramos nuestro coche, generalmente financiado y esto en mi opinión es un tremendo error.
También trataremos en profundidad la decisión más óptima a la hora de comprar un vehículo (compra nuevo, de segunda mano con pocos años, renting, etc).
En mi caso y haciéndome mis números decidí optar por la compra del vehículo de segunda mano, con 6 años, en muy buen estado, de hecho me ha durado 11 años más, ¡una gran adquisición!
Perdona si crees que estás leyendo batallitas personales, pero te aseguro que iré conectando todos los puntos y acabaré dándote mis conclusiones, pero necesito contarte los ejemplos para que se entienda mejor.
Volviendo al vehículo, pude pagarlo al contado lo que me permitió ahorrarme todos los gastos financieros, negociar mejor la adquisición y, por supuesto, tener la propiedad del vehículo que recientemente aún vendí por un valor residual interesante.
Pero volviendo al punto de la deuda, la compra del primer vehículo financiado suele ser otra de las primera deudas que asumimos los jóvenes. Y aquí sí que coincidimos todos los divulgadores de la educación financiera que es un gran error.
Lo primero que al endeudarte con un préstamo personal al consumo estás pagando un coste muy elevado de la deuda (suele ser de un 6-8-10% de interés, demasiado altas para nuestros objetivos) Pero lo segundo y casi más importante que al endeudarte para adquirir un vehículo realmente estás comprando un coche de mayor importe del que te podrías permitir.
La realidad es que si te ajustaras a la capacidad de compra con el capital que dispones en el momento optarías por un vehículo más económico, ahorrarías mucho dinero en intereses, podrías pagarlo incluso al contado negociando mejor la adquisición y, por supuesto, te ajustarías a tu presupuesto y a tu plan de vida más contenido que te acercaría más a tu objetivo.
Mi siguiente gran préstamo también te sonará muy familiar y posiblemente sea otro ejemplo generalizado: cuando pedí dinero a familiares y amigos para montar mi primer negocio.
De nuevo, entraremos en profundidad cuando hablemos de los negocios, pero por resumirte: fue mi primer emprendimiento, un negocio de hostelería con 3 amigos en el que aportamos una gran inversión inicial y, en poco más de año y medio, cerramos.
Pues bien, en mi caso parte de la inversión que aporté fue gracias a préstamos de familiares, en este caso sin intereses. Podría haber sido perfectamente un préstamo bancario y las consecuencias habrían sido las mismas.
Un préstamo que, aún después de cerrar el negocio 3 ó 4 años después, acabé devolviendo hasta el último euro prestado. Decía que las consecuencias habrían sido las mismas porque evidentemente un préstamo bancario no me hubiera quedado otra alternativa que devolverlo y, aunque no fue en mi caso porque al tratarse de familiares podría haber intentado negociar la deuda. No lo hice y devolví todo el importe pasados los años. Cuestión de principios y de justicia.
Éste suele ser otro ejemplo habitual, el préstamo para montar el primer negocio. Generalmente lo hacemos con una edad temprana, quizás sin muchos ahorros y nos vemos llevados por la ilusión, uno de los motivos principales que nos llevó a nosotros. Y es por ello que solicitamos ayuda de lo que se denomina las 3F´s: FFF: Family, Friends and Fools (sí, tontos).
Es por tanto que la deuda que adquirí en este momento para montar mi primer negocio se suponía que iba a ser una deuda buena, ya que la invertiría en construir una empresa que me aportaría rendimientos futuros, aunque en este caso y como ya veremos más adelante por una serie de circunstancias externas y de errores de principiante no fue así.
3.- Diferencias entre deuda buena y deuda mala
Aquí es dónde vamos a introducir la diferencia entre la deuda buena y la deuda mala:
- La deuda buena es aquella que utilizas para construir activos o para generar riqueza futura, por lo que te puede generar un retorno.
- La deuda mala es aquella que se utiliza para comprar pasivos, es decir para comprar elementos que no te generan retorno sino más bien lo contrario, costes o mantenimientos futuros. Es la deuda que te resta todos los meses y no te genera un cash flow positivo.
Llegados a este momento vamos a aprovechar a introducir ejemplos de deuda mala y más adelante continuaré con mis experiencias personales.
Ejemplos de deuda mala
Suelen ser identificados como deuda mala los siguientes grupos:
Deuda al consumo: para compra de electrodomésticos, muebles, dispositivos electrónicos, etc.
Aquí generalmente las marcas o las cadenas de distribución suelen jugar con el gancho de que te lo financian al 0% y puede estar bien. Lo que no nos dicen es que están financiando para que compres en cómodos plazos algo que no deberías permitirte, porque si puedes comprar una televisión por 200€ no deberías comprarte una de 1.000€ porque te lo pongan fácil a pagar en 20 cuotas de 50 €. La realidad es que esa TV no es para ti.
Compra de vehículo: es otro ejemplo claro de deuda mala. De nuevo te lleva a adquirir un vehículo de mayor valor que el que te deberías permitir, pero en este caso la financiación no es al 0% porque es un importe más elevado y supone un mayor riesgo para la financiera y estamos hablando de tipos de interés muy elevados, a partir del 6 u 8% que indudablemente deberías evitar a toda costa.
Tarjetas de crédito con altos intereses: similar a la deuda al consumo hay entidades que te “invitan” a llevar un tren de vida más alto del que debes, te “ayudan” financiando todas tus compras pero con altos intereses, no sólo a las compras sino a la demora o a los impagos. Esto suele producir a muchas personas entrar en una espiral viciosa de la que no pueden salir ya que se van acumulando las deudas, los intereses, etc.
Otro tipo de créditos al consumo: existen algunas entidades que ofrecen préstamos de forma muy sencilla, para que entres en su rueda, para que disfrutes de la facilidad de conseguir esas vacaciones de tus sueños, los muebles, el coche. No voy a citar entidades porque hay muchas y seguro que sabes de cuáles te hablo, pero por favor ¡huye de ellas!
4.- ¿Qué hacer con la deuda?
El primer objetivo que nos vamos a marcar es eliminar esa deuda mala. Es muy importante.
Cualquier préstamo que no te suponga una generación de capital o un retorno porque con esa deuda estás generando valor tienes que desprenderte de él lo antes posible.
Formas para eliminar la deuda hay muchas. Aquí te voy a contar un par de modelos muy sencillos pero que te pueden inspirar, aunque hay mucha literatura más experta al respecto.
Partiendo de la base que para eliminar la deuda primero tenemos que hacer un esfuerzo adicional de reducción de gastos. Si hace falta no salir durante una temporada, cambiar hábitos, bajar el nivel de las vacaciones, etc, hazlo. Te merecerá la pena.
Con ese sobre esfuerzo y esa cantidad adicional que hemos conseguido ahorrar podemos hacer 2 cosas:
- Eliminar los saldos pendientes más pequeños: un primer truco puede ser cancelar lo antes posible las deudas más pequeñas, da igual el interés o los años pendientes. Si tienes 5 deudas acumuladas ve eliminando las más pequeñas hasta que sólo te quede una y al final céntrate en eliminarla.
- O eliminar las deudas con el tipo de interés más alto. Ésta es posiblemente la opción más interesante desde el punto de vista financiero, aunque psicológicamente funciona mejor la 1ª opción. Si vas amortizando anticipadamente la deuda con tipo de interés más alto pagarás un menor importe total y además podrás ahorrar más en intereses y poder crecer tu amortización.
Hay otros trucos intermedios que inciden más o menos en la parte psicológica o en la parte financiera, pero si aplicaras alguno de los dos anteriores irías por el buen camino.
El segundo objetivo será aprovechar la deuda para convertirla en un activo.
Y aquí vuelvo a mis ejemplos personales para que entiendas a qué me refiero.
En 2017 adquirí un vehículo financiado al 100%, y muchos diréis: ¡sacrilegio! ¡deuda mala!
Pues podría verse así, pero no.
El vehículo me suponía una cuota mensual de 180€ pero no lo adquirí para uso propio, sino que lo mandé a Barcelona para alquilarlo a través de una plataforma de alquiler entre particulares y de lo que obtenía un rendimiento medio de 250-300€/mes. Por lo que con este modelo podía pagar el vehículo, obtener un cash flow positivo para recuperar la depreciación del mismo y al cabo de los 3 años de la financiación tener el coche pagado y seguir obteniendo rendimiento.
De esta manera, una financiación para un vehículo que claramente podría ser considerado deuda mala, se convirtió en un generador de cash flow y, por tanto, en un activo. Y, por consiguiente, en deuda buena.
No obstante por circunstancias externas a mí el modelo dejó de darme resultado, por lo que recuperé el vehículo, lo puse a punto y lo utilizamos en la familia. En ese momento saldé la deuda pendiente ya que no estaba dispuesto a asumir los altos intereses si ya no me iban a suponer una rentabilidad superior.
Siguiendo con mi trayectoria en relación a la deuda y sirviendo como ejemplos para tu experiencia personal continué asumiendo nuevamente deuda y préstamo, en este caso 2 hipotecas para la adquisición de dos inmuebles con 3 años de diferencia.
Como ya te puedes imaginar, inmuebles que, alquilados, suponen una generación de cash flow posterior a la devolución de la cuota de la hipoteca, por lo tanto deuda buena y deuda más que interesante y necesaria si quieres hacer crecer tu patrimonio.
Siguiendo con mi experiencia personal, de nuevo tuve que pedir ayuda y préstamo a un familiar para hacer frente a una operación de mi segunda empresa. En este caso la empresa estaba en funcionamiento ya y demostraba que crecía, pero en aquel momento teníamos que hacer un desembolso importante para comprar la participación de unos accionistas que salían de la compañía y, evidentemente, yo no podía asumir mi parte.
De nuevo fue una deuda necesaria para hacer crecer la empresa y generadora de retorno porque nos permitió afrontar una situación inesperada y seguir creciendo. Dicha deuda se podría haber convertido en participación, con mucho riesgo para mi familiar, pero decidí asumir yo el riesgo y de nuevo devolver dicha aportación.
5.- Alternativas a la deuda bancaria
Por completar mi periplo de la deuda quiero contarte dos últimos modelos y que he vivido en primera persona que te pueden inspirar y ayudar a aprender:
Los préstamos con amigos: muchas veces en una conversación de café o de comida con un buen amigo te está contando una preocupación, una situación a la que no llega. Como buen amigo o familiar (y como han hecho conmigo) siempre he ofrecido mi ayuda si he estado en el momento oportuno y he dejado dinero a familiares o amigos. Al igual que me han dejado a mí cuando lo he necesitado.
Por supuesto, sin ningún tipo de interés y, por supuesto, con un compromiso de devolución, pero como podrás imaginar tratándose de un verdadero amigo si algún día se me quedara colgado alguna ayuda no me importaría.
La deuda para invertir en bolsa, renta variable, criptomonedas o similar. Aunque te parezca extraño existe esta posibilidad, se llama el apalancamiento en una inversión. Hay entidades, brokers o productos que te permiten invertir mucha más cantidad del dinero aportado con una perspectiva de un retorno futuro, o no.
El ejemplo más sencillo sería si dispones de 1.000€ para invertir en acciones y el broker te presta otros 1.000€ para que compres el doble de acciones. ¿A qué suena interesante? Sí, siempre que ganes dinero con la operación, porque estarías obteniendo el doble de la rentabilidad, ¿verdad?
¿Y qué pasa si esa operación pierde el 20%? ¿y el 50%? Pues que estarías perdiendo gran parte de tu dinero pero también gran parte del dinero prestado y que tienes que devolver el 100%, obviamente.
Pues he de decirte que yo utilizo este modelo. Evidentemente la clave para aplicar este modelo está en el control del riesgo. En mi caso utilizo apalancamiento de x2 en una situación muy concreta: acciones de gran capitalización, con un potencial de revalorización importante (se supone) pero la clave, con reparto de dividendos, que sean crecientes y con una visión clara a largo plazo (es decir, no pretendo vender dichas acciones).
De esta forma si el broker me presta 1.000€ al 2% de interés, pero yo invierto en acciones que espero una rentabilidad del 8% anual promedio y que además reparten un 3-4% de interés y ese interés crece de media un 4-5%, las probabilidades de que pueda asumir ese 2% de coste del capital son altas.
Ya sólo que dichas acciones mantuvieran su dividendo (lo que es bastante habitual salvo crisis extremas como el COVID-19 y volvieron a recuperarlo) a lo largo del tiempo, cubrirían mi coste del capital y estaría consiguiendo una pequeña rentabilidad en el peor de los escenarios.
Esto se llama control del riesgo. ¿Puede salir mal? Por supuesto, pero las probabilidades son tan bajas que decido asumir el riesgo.
6.- Conclusión
Como ves a lo largo de mi vida me he enfrentado en varias ocasiones a la situación de saldar una deuda más o menos importante.
De bien pequeño me enseñaron una frase que ha marcado mi vida y mis valores: “paga lo que debes y tómate unas copas”.
La frase es suficientemente elocuente y bastante lógica a mi entender, pero he conocido a mucha gente que no lo ha visto así y ha salido, disfrutado, viajado, tomado muchas copas y teniendo deudas pendientes. En mi cabeza no cabe, pero si lo dice el refranero popular será por algo.
Por tanto, en mi opinión, debes meterte en la cabeza, concienciarte y concentrarte en eliminar lo antes posible y con el mayor de los esfuerzos y sacrificios la deuda mala, la que te resta todos los meses y no te genera un cash flow positivo. Porque sólo así podrás empezar a construir tu patrimonio y sólo así podrás descansar mejor.
Volviendo al refranero popular hay otra frase que me encanta: “Quien paga descansa, pero quien cobra descansa más”. Por si te sirve si alguna vez estás en alguna de estas dos circunstancias…
- 0 Comentarios
- 40 pasos para alcanzar la libertad financiera
- 7 de junio de 2022