
Para alcanzar la libertad financiera primero tienes que entender qué es para ti la libertad financiera, porque evidentemente no para todos nosotros tiene que implicar lo mismo.
Ya hemos visto que la clave de la libertad radica en lo que verdaderamente te hace feliz y, por supuesto, poder dedicarte no sólo a lo que te colma sino que aporte valor a la sociedad y puedas vivir de ello, tu Ikigai.
Para conseguir la libertad financiera tienes que definir tu estilo de vida y diseñar un plan.
Definir el estilo de vida
Lo primero que vamos a hacer es imaginarnos hipotéticamente cuál crees que va a ser tu estilo de vida:
- dónde vivirás
- si tendrás o no familia
- cuánto viajarás
- qué estilo de vida tendrás
Y luego eso lo llevaremos a un presupuesto que nos marcaremos como objetivo a conseguir. Cuando hablo de objetivo a conseguir me refiero efectivamente a poder obtener ese importe (con un margen de seguridad suficiente) mensualmente y de una forma lo más pasiva posible. Aunque ya llegaremos a esto.
Evidentemente, el primer objetivo va a ser ajustar en la medida de lo posible dicho presupuesto, con dos objetivos:
1- cuanto más bajo sea nuestro presupuesto objetivo más fácil será alcanzarlo.
2- cuanto antes nos acostumbremos a gastar menos y a ahorrar más nuestra capacidad de inversión mensual podrá ser mayor.
El objetivo por tanto será estimar tu presupuesto necesario para el momento de la libertad financiera. Puedo intuir lo que estás pensando… si no sé lo que me gasto ahora ¿cómo voy a saber lo que me voy a gastar en el futuro?
Sí, está claro, se trata de una estimación para entender el esfuerzo del que estamos hablando y las rentas aproximadas que tenemos que planificar a largo plazo.
Cuando hablamos de presupuesto y de largo plazo por supuesto tendremos que tener en cuenta la inflación pero como vamos a tratar un ejemplo de momento la dejaremos de lado y ya al final la tendremos en cuenta.
A lo largo de los siguientes capítulos trabajaremos cada uno de los puntos en mayor profundidad pero aquí vamos a resumir cómo deberíamos diseñar nuestro plan:
- Define tu presupuesto.
- Diseña las diferentes fuentes de ingresos para cubrir ese presupuesto
- Crea un plan de acción y ¡cúmplelo!
- No te salgas del plan
1.- Definir el presupuesto
Más adelante hablaremos únicamente del plan de gastos, cómo identificarlos, cómo anotarlos y, sobre todo, cómo reducirlos al máximo para poder destinar el mayor importe posible a inversión.
Como ejemplo vamos a tratar los 4 grandes bloques:
- Vivienda:
-
- Imaginemos que vivimos en una vivienda en propiedad con hipoteca (con alquiler sería similar)
- El importe de dicha hipoteca serían 600€.
- Los gastos de la vivienda:
- mantenimientos, seguros, suministros, etc: 300€
- Imaginemos que vivimos en una vivienda en propiedad con hipoteca (con alquiler sería similar)
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- Familia:
-
- Como la media de hijos en España es de 1,24 pongamos en el ejemplo 1 hijo. (aunque por el bien común esta media debería subir y mucho, pero de esto ya hablaremos más adelante).
- Hay mucho baile de cifras en el coste promedio de criar a un hijo, unas fuentes indican 500€/mes, otras 800€/mes.
- En el coste del hijo está incluida su manutención, gastos, colegios, etc
- Como estamos haciendo un ejemplo vamos a poner el punto medio: 650€.
-
- Alimentación y varios:
-
- Aunque ya hemos tenido en cuenta la parte de la alimentación en el hijo,
- Pongamos que gastamos 500€/mes en comida
- Y le añadimos 200€/mes de ropa, necesidades, etc
- Aunque ya hemos tenido en cuenta la parte de la alimentación en el hijo,
-
- Viajes, ocios y varios
-
- Y por último el cajón desastre con el ocio, viajes, salidas, etc.
- Pongamos para el ejemplo 400€/mes.
- Y por último el cajón desastre con el ocio, viajes, salidas, etc.
El total del presupuesto sería por tanto: 600 + 300 + 650 + 500 + 200 + 400 = 2.650 €.
2.- Identificar las fuentes de ingresos
Siguiendo con nuestro ejemplo estaríamos hablando de una pareja con un hijo, podemos suponer que ambos en la pareja están trabajando, por tanto con unos ingresos medios (y netos) de 1.900€ cada uno podrían disponer de 3.800 € al mes con una capacidad de ahorro conjunta de 1.150 €.
Trataremos más adelante la importancia de diseñar el plan en pareja, con un acuerdo mutuo y remando ambos en la misma dirección.
Por si alguien se lo está pensando, el ejemplo valdría perfectamente para una persona en solitario con 1.900€ de ingresos, con 1.325€ de gastos y con una capacidad de ahorro de 625€/mes.
Con dicha capacidad de ahorro y dicho presupuesto el primer paso será eliminar lo antes posible todas las deudas que no generen rendimientos (hipotecas fundamentalmente). Es decir, amortizar lo que se denomina “deuda mala”: préstamos personales, préstamos de vehículo, tarjetas de crédito, etc.
El siguiente paso sería construir el fondo de emergencia, o colchón de seguridad que más adelante desarrollaremos con mayor detalle. Pero en resumen se trataría de una cantidad suficiente (e intocable) para poder hacer frente a emergencias y se podría calcular entre 3 y 6 meses de tus gastos mensuales. En nuestro ejemplo rondaría los 8.000 – 16.000€.
Tanto la eliminación de la deuda mala como la importancia del fondo de emergencia los trataremos en mayor profundidad más adelante para no perder el hilo del plan.
Pongamos, por tanto, que en nuestro ejemplo ya tenemos eliminadas la deuda mala y tenemos construido el fondo de emergencia que nos permite dormir más tranquilos.
Así que, disponemos de 1.150€ al mes para generar unos ingresos por rentas de 2.650€. Pues ¡vamos a ello!
Después de haber visto en el anterior capítulo cómo funciona el interés compuesto vamos a utilizarlo de forma sencilla pensando en una rentabilidad del 8% anual para una aportación mensual de 1.150€ desde 0.
O lo que es lo mismo, al cabo de 19 años podríamos conseguir igualar nuestro presupuesto con el rendimiento de nuestras inversiones. Lógicamente, para tomar la decisión final de dejar nuestros trabajos habría que valorar un margen de seguridad y, posiblemente, esperar un par de años más para que el efecto bola de nieve hiciera su trabajo.
El primer punto a tener en cuenta, por tanto, es que el camino tiene 2 características fundamentales:
- Constancia invirtiendo todos los meses
- Paciencia porque el camino es largo
Viendo que el camino es largo, es muy importante disfrutarlo, no obsesionarse con el objetivo, pero sí comprometerse con el plan.
Quizá muchos de vosotros estaréis pensando si no hay forma de agilizar este proceso: ¡20 años para alcanzar la libertad financiera!. Sí que las hay, pero no son fáciles y ahí es donde está la clave del plan, por eso es tan importante el comprometerse con el objetivo.
¿De qué manera podríamos mover las variables para ganarle años al proceso?
- La primera y más evidente sería reducir al máximo los gastos, por eso todos los que trabajamos por la educación financiera insistimos en este punto, por los dos motivos mencionados, porque el objetivo futuro a lograr es menor y porque la aportación mensual a nuestro plan de inversión puede ser mayor.
- La segunda sería incrementar los ingresos. Si ya no podemos recortar más los gastos la única opción que queda es encontrar nuevas fuentes de ingresos y, como ya hemos hablado en el capítulo del Ikigai o diamante interior, tenemos que descubrir esa habilidad por lo que la gente está dispuesta a pagar y podríamos sacarnos unos ingresos extras.
- ¡Ah! y si alguno se lo está preguntando, sí, me estoy refiriendo a trabajar horas extras, noches, fines de semana, lo que haga falta. Forma parte del plan, es un esfuerzo importante, pero se supone que es algo que te gusta.
- Además, cuánto más trabajes en tiempo de ocio menos gastarás en ocio y tu presupuesto en la fase de acumulación te lo agradecerá
- Y la tercera y para mí la más peligrosa es aumentar el % de rentabilidad. Como habrás visto he puesto un 8% de rentabilidad que es el crecimiento medio histórico del índice más importante, el S&P 500. Y he puesto conscientemente un 8% para que saliera en 20 años y no un 15-20% para conseguirlo en 8-10 años. Porque las rentabilidades astronómicas y superiores al mercado no existen (o pueden darse puntualmente 1 ó 2 años, pero no de forma constante todos los años).
- Aquí radica uno de los principales problemas de la educación financiera: la gente quiere hacerse rica muy rápido y busca rentabilidades altas que muchas veces van aparejadas a fraudes, estafas o caídas con la misma brusquedad con la que ha subido.
- No estoy hablando de ningún activo en concreto ni de ningún caso concreto, simplemente hablo de rentabilidades medias y conservadoras para nuestro ejemplo. Si con el tiempo, la formación y las buenas decisiones consigues rentabilidades mayores y logras tu plan 1 ó 2 años antes magnífico, claro que es posible. Pero en lo que yo no creo es en los pelotazos y en hacerse rico de la noche a la mañana.
3.- Crear un plan de acción y cumplirlo
Una vez hemos identificado el presupuesto que necesitamos cumplir a largo plazo para alcanzar la libertad financiera vamos a intentar optimizar la forma de alcanzarlo.
Como hemos visto en el anterior apartado podríamos intentar conseguir el presupuesto necesario en 20 años pero queremos optimizar nuestro tiempo, así que vamos a crear un plan más ambicioso:
- Yo siempre pregunto a mi entorno cuánto le costaría en una empresa que le subieran el salario 100-200€. ¿Y si te digo que invirtiendo en un inmueble y alquilándolo puedes obtener esos 100-200€ de forma pasiva?
- En los capítulos correspondientes trabajaremos la inversión inmobiliaria orientada a la generación de cash flow.
- En uno o dos años de ahorro podrías acometer tu primera inversión inmobiliaria.
- Lógicamente, como ya hablamos en el capítulo 3 sobre el libro Padre Rico Padre Pobre, el cash flow generado tienes que reinvertirlo de forma metódica y no puedes destinarlo a incrementar tu partida de gastos.
- En paralelo, puedes ir creando tu fondo de inversión, invirtiendo en fondos indexados, en una cartera de acciones que repartan dividendos, etc.
- Realiza tu inversión de forma periódica y retirando de forma automática la cantidad decidida para el plan. De esta manera lo tomarás como un gasto y no tendrás la tentación de cancelar dicha aportación
- Piensa en tu aportación mensual como un gasto más de tu presupuesto; automatízalo en tu banco y, de esta manera, podrás ser constante y estricto.
- Concéntrate y esfuérzate en localizar tu diamante interior, intenta construir un producto o servicio que te permita monetizarlo.
- Intenta concentrarte en conseguir los primeros 100€ al mes de forma constante. Como dicen los sabios, después del 1 va el 2, o dicho de otra manera, para correr una maratón hay que empezar por el primer kilómetro.
- Una vez hayas conseguido esos primeros 100€ al mes si es preciso reinviértelos para hacer crecer esa fuente de ingresos o directamente inviértelos en las otras fuentes de ingresos.
Vamos a intentar explicarlo paso a paso con un objetivo a 10 años:
- Año 1:
- Aportamos 1.150€/mes a inversión a nuestro plan de inversión.
- Empezamos a trabajar nuestro diamante interior (ikigai) y conseguimos los primeros 100€/mes haciendo horas extras en un proyecto que nos guste.
- Año 2:
- Seguimos con nuestra aportación al plan de inversión.
- Estamos ahorrando para nuestra primera inversión inmobiliaria.
- Al tratarse de la primera inversión inmobiliaria vamos a buscar pisos de banco (que financian el 100%) o pequeñas inversiones que podamos acometer con los ahorros que disponemos.
- Seguimos creciendo nuestro ikigai y crecemos nuestro ahorro así como los ingresos mensuales
- Año 3:
- Conseguimos los primeros 10.000€ de ahorro, podemos retirar de alguna de nuestras inversiones adicionalmente para meternos en nuestra primera inversión inmobiliaria con la que empezaremos a generar los primeros 200€/mes adicionales de cash flow por alquileres.
- Continuamos creciendo e invirtiendo en nuestro ikigai para conseguir 200€/mes.
- Año 4 y siguientes:
- Seguimos orientados a ahorrar para nuestra siguiente inversión inmobiliaria, nos podemos poner un objetivo de 2 ó 3 en 10 años.
- Seguimos esforzándonos de forma constante haciendo crecer nuestro diamante interior, ikigai, para lograr alcanzar 400-600€/mes de ingresos, de forma activa. No son ingresos pasivos pero sí son ingresos adicionales a tu trabajo.
- Y, por supuesto, seguimos haciendo nuestras aportaciones periódicas al plan de inversión para aprovechar el interés compuesto, el patrimonio y nuestros futuros ingresos por dividendos que en este caso sí que son completamente pasivos.
- Año 10:
- Cada año ves cómo crecen tus ingresos pasivos, tu patrimonio disfrutando del efecto “bola de nieve”, cada año tienes más capital para invertir y el interés compuesto hace que la rentabilidad crezca a gran ritmo.
- Con 2-3 inmuebles cada vez tienes más experiencia y te es más sencillo detectar oportunidades, puedes incluso invertir con mayor apalancamiento porque tienes mejor capacidad de negociación con el banco porque tienes ingresos adicionales, etc
- Además, has creado un nuevo negocio que te arroja 400-600€/mes y te puedes plantear si te merecería la pena dedicarle todo tu tiempo a ese negocio y dar el salto.
Siguiendo con nuestro ejemplo anterior, imaginemos que en 10 años hemos conseguido:
- Empezar a invertir en inmuebles, pongamos que 2 en 10 años que nos generen un cash flow de 400€/mes.
- Construir nuestra cartera de inversión al 8% con aportaciones constantes lo que nos permite acercarnos a los 1.000€/mes de forma pasiva
- Hemos creado una nueva fuente de ingresos que cuadra con nuestras aficiones, nuestra pasión y lo que se nos da bien. Con un objetivo por ejemplo de que a 10 años generen unos ingresos adicionales de 500€/mes
De esta manera podríamos llegar en 10 años a generar casi 2.000 €/mes adicionales que nos permitirían incrementar nuestro ritmo de inversión y seguir creciendo el efecto bola de nieve o nos permitiría plantearnos nuestra vida, ajustar el presupuesto y dedicar todo nuestro esfuerzo a nuestros propios proyectos.
En mi experiencia, 10 años son suficientes para poder tomar esa decisión. Como decíamos al principio no lo vas a conseguir en 1 año, pero seguramente si trabajas y te esfuerzas tampoco va a ser necesario que esperes 20 años.
Eso sí, tienes que entender que llegados a ese punto cuanta más paciencia tengas y más tiempo le des al interés compuesto más van a crecer tus ingresos pasivos y más seguro va a ser el salto.
Lo que está claro es que no será un salto al vacío, será un salto con red, paracaídas y, posiblemente, desde una altura muy cómoda. Todo depende de ti.
4.- No te salgas del plan
Como hemos visto en el anterior punto esto se trata de un plan que está hecho por y para ti:
- Es complicado de seguir, a lo largo del camino, 10-15 años. Te surgirán dificultades, novedades, cambios inesperados que te alejarán del camino, en tus pies está deshacer el camino equivocado, enderezarlo, etc para volver a la senda correcta.
- Es un camino largo y que busca un fin mayor, por lo que no te obsesiones, son muchos años, disfruta del camino, que no sea un sufrimiento para ti sino un disfrute.
- Compártelo con tus seres queridos y más allegados, esto hará que te sientas más responsable, más comprometido porque ya lo has contado y no puedes quedar mal abandonándolo.
- Por supuesto. compártelo y disfrútalo con tu pareja, esto es cosa de dos y juntos podéis llegar más lejos, porque financieramente es más óptimo, porque ambos requeriréis del apoyo mutuo y porque ante momentos difíciles tendréis mayor seguridad.
Pero sobre todo comprométete contigo mismo: sé constante, coherente, responsable. Esfuérzate porque la recompensa merece la pena.
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- 6 de mayo de 2022