
Desde siempre he sido una persona ambiciosa, trabajadora, constante. Me educaron en el espíritu del esfuerzo y el trabajo duro.
Porque sí, esa es la cultura, la tradición, la enseñanza generalizada: estudiar duro, sacarse una carrera, conseguir un buen puesto de trabajo, etc. ¿Os suena la música?
Y no digo que no haya que esforzarse en la vida ni ser ambicioso, ni mucho menos. Pero siempre pregúntate el “para qué”.
Permitidme que primero os cuente una historia y luego continuaré con la reflexión:
Una tarde, un ejecutivo estadounidense pasaba casualmente por una playa de Méjico. Allí vio un hombre joven sentado en la arena, tomándose una cerveza a la sombra mientras disfrutaba de la compañía de su familia. El hombre de negocios se acercó y le preguntó:
Empresario: – Hola. Disculpe que le interrumpa, pero he visto que está sentado aquí un día entre semana. ¿Está usted de vacaciones? ¿Quizás esté sin empleo?
Pescador: – Para nada. Soy pescador. Lo que ve allí es mi barco. Esta mañana salí a pescar y ahora estoy disfrutando del resto del día con mi familia.
E: – Interesante. Supongo que esas aguas son muy generosas en pescados. ¿Es así?
P: – Efectivamente, en un par de horas consigo lo suficiente para vender el pescado en el mercado y que a mi familia no le falte nada.
E: – Pero no lo entiendo. Si tan fácil es pescar, ¿por qué no sale usted todo el día?
P: – ¿Para qué?
E: – Porque así conseguiría muchos peces, y al cabo de un tiempo podría comprar otro barco y contratar a otro pescador.
P: – ¿Para qué?
E: – Porque así ganaría todavía más dinero, y podría comprar más barcos y contratar a más pescadores.
P: – Ya, lo entiendo, pero ¿para qué?
E: – Porque así después de muchos años de duro trabajo, probablemente conseguiría una empresa líder en el sector de la pesca. Incluso puede que pudiese cotizar en bolsa, y cuando se jubile, usted tendría una fortuna.
P: – ¿Y para qué voy a querer eso?
E: – Porque cuando tenga esa fortuna, usted se podrá retirar en alguna playa, y disfrutar de la vida al sol en compañía de su familia.
P: – Pues eso es lo que estoy haciendo
Vuelvo por tanto a la pregunta clave: Y todo esto, ¿para qué? Efectivamente, la respuesta es única: para ser feliz.
A lo largo de los diferentes pasos para alcanzar la libertad financiera recordaremos que el camino es largo, complicado, conlleva un esfuerzo, pero nunca podemos perder de vista que hemos venido a este mundo para ser felices.
Por tanto, la primera pregunta que te tienes que hacer es: ¿qué es lo que verdaderamente te hace feliz?
Algunos responderán: el éxito, otros viajar, otros estar con la familia, otros el deporte,… Y por supuesto en todos los casos necesitamos un soporte, un sustento económico. Pero nunca olvidemos que el dinero será la herramienta, pero nunca el fin en sí mismo.
Te invito a que hagas una primera prueba. Vive por un día la libertad financiera, sí, me has entendido bien.
Te invito a que te tomes un día libre en el trabajo, en el estudio, pero no un día para hacer muchas cosas, para viajar, etc. No, pídete un martes, un viernes, lo que quieras.
Y haz lo que nunca has hecho y siempre has querido hacer. Para que me entiendas mejor te pondré ejemplos de lo que a mí me hace feliz:
- jugar un partido de tenis o padel sin prisas
- tomar un café con mis padres
- irme a comer con mi mujer (sin tener que estar preocupados por los niños porque están en el cole)
- ir a recoger a los niños al cole y verles jugar en el parque
- irme a desayunar o tomar un café en la playa un día de invierno a leer un libro sin apenas gente
- ir a la montaña a caminar con música y dándome el sol en la cara
¿Qué os viene a la mente? Yo resumiría todas estas escenas en una sola palabra: libertad.
Y ¿verdad que no son escenas carísimas? ¿Cuál puede ser el presupuesto? 10, 20, 40 €…
Muchos estaréis pensando en lo absurda de esta reflexión, quizás sois tan afortunados que hacéis estas cosas habitualmente, todos los fines de semana, de ser así te felicito, de eso se trata la vida. Y aún así sólo lo hacéis los fines de semana. Pero cuando tienes hijos, trabajo, empresas, obligaciones, la vorágine del día a día no te permite salirte del bosque y ver lo que verdaderamente te hace feliz. Y quizás son cosas tan sencillas como éstas y ni siquiera los fines de semana te puedes permitir estos lujos que no deberían serlo.
No me quiero poner melancólico, pero la vida pasa, el tiempo corre, las personas se van, los niños crecen… y la realidad en la que estamos sumidos, nuestro sistema actual nos “obliga” a trabajar nuestros mejores años, de los 20 ó 25 a los 67 (eso hoy, 2022) pero ¿hasta qué años será cuando leas este artículo?
De verdad estás dispuesto a pasarte los mejores años de tu vida trabajando, atado a una rueda, con sólo 30 días de vacaciones y unos fines de semana, que muchas veces no acabas disfrutando del todo como quisieras…
Volvamos entonces a nuestra historia. Un estudio de hace unos años reflejaba que sólo el 13% de la población era feliz en su trabajo, es decir, el 87%, la gran mayoría de las personas no es feliz y van a estar así 30, 40 años, y encima los mejores de la vida.
Por tanto, si eres del 87% te invito a que reflexiones, a que te replantees tu vida y a que empieces a comprender qué es lo que te hace verdaderamente feliz. Te invito a que hagas el experimento y a que pruebes por un día la magia de la libertad y, entonces, visualizarás el objetivo, el para qué…
Ahora muchos pensaréis y con razón, que del aire no se vive. Cierto es. De eso va esta página, nuestras reflexiones y nuestras enseñanzas. Y en todas mis reflexiones intentaré transmitir realidades, no mundos idílicos. En los siguientes capítulos me entenderéis.
¿Me acompañas en el camino?
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- 40 pasos para alcanzar la libertad financiera
- 14 de febrero de 2022