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El por qué de la educación financiera
Desde pequeños nos han enseñado que no es bueno hablar de dinero, que es de mala educación, pero realmente es una herramienta necesaria para conseguir un fin.
Para muchos el dinero es una herramienta de subsistir, para otros es el medio para progresar. Y, para otros, el dinero es un medio para conseguir la libertad.
Cuando hablamos de libertad no penséis que sólo pensamos en la libertad financiera, ese concepto tan idealizado de poder vivir sin necesidad de trabajar sólo percibiendo rentas.
Cuando hablo de libertad me refiero a esa libertad de elección, de dónde trabajar, de dónde vivir, la libertad también de elegir si queremos seguir a un sistema, a un consumismo con el que estamos o no de acuerdo.
¿Te resulta interesante?
La respuesta a todo esto está en la educación financiera, esos conocimientos que no son impartidos en nuestros años de formación obligatoria, y que tampoco la mayoría de las familias han podido o han sabido inculcar a sus hijos.
Seguramente, muchas de nuestras familias nos hayan inculcado la importancia del ahorro, pero no podemos pedirles cuentas a nuestros padres que no hayan sabido explicarnos la importancia de la inversión, la importancia de la diversificación, el efecto del interés compuesto, etc.
Esta responsabilidad debería caer sobre el sistema. Nuestro sistema educativo debería de preocuparse por formar a sus jóvenes en aspectos tan importantes como: economía (finanzas personales, impuestos, ahorro), leyes, derecho, nutrición, sostenibilidad.
Ya no hablemos que en enero de 2022 en España se va a eliminar la informática del Bachillerato… no es el lugar ni el momento, pero estamos en 2022 y si hay una profesión en la que hay paro 0 es en informática y donde no se cubren los puestos de trabajo. Por supuesto que el que quiera formarse tiene canales y herramientas, pero en la era digital cualquier profesional debería tener unas competencias digitales básicas.
Con un ejemplo como éste nos paramos de nuevo a pensar por qué el sistema no quiere formar a sus ciudadanos en educación financiera, seré malo, se me ocurren motivos como estos:
- el sistema precisa de gente que pague impuestos, que no sepa optimizar su carga fiscal
- el sistema requiere de ciudadanos que se endeuden, que contraten tarjetas de crédito, que se hipotequen, que se vinculen a sus bancos, porque son los bancos los que ayudan a sostener el sistema
- el sistema necesita que la gente viva en la carrera de la rata , en un consumismo acelerado, que cuanto más gane más gaste, porque de esta manera contrata cada vez viajes más grandes, más hoteles, compra coches más costosos, etc. (que por supuesto todo lleva aparejado a más recaudación).
- el sistema funciona mejor si no hay gente crítica, autosuficiente, que no necesita de subvenciones, pagas o subsidios, porque es gente a la que no se puede comprar.
- se te ocurren más motivos? a mí sí…
Pues todos estos motivos son cadenas que nos atan al sistema y que nos impiden ser libres:
- cuánto más ganamos más impuestos tenemos que pagar, y llega un momento que por cada 1€ que ganas el estado se lleva la mitad. Es decir, por cada 2 horas de trabajo, 1 se la estás regalando al estado.
- nota: sabes que muchos empresarios mantienen sus salarios contenidos y meten muchos gastos en la empresa y así optimizan su carga fiscal.
- Por tanto, crees que merece la pena llegar a ese punto o merece la pena ajustar los gastos para que no sea necesario llegar a esos niveles de ingresos. Hablaremos de esto y lo explicaremos con números y con ejemplos.
- Las deudas, los productos bancarios, las tarjetas de crédito también nos atan, nos impiden tomar decisiones acertadas, nos obligan a ingresar para pagar, y de esta manera seguir soportando el sistema.
- El consumismo acelerado, los viajes cada vez mayores, cada vez más lejos, el coche, cada vez más grande, con más prestaciones. Nos llevan a pagar más impuestos proporcionales, nos obligan a consumir más. Y para ello tenemos que trabajar más.
Y todo esto ¿Para qué? ¿Recuerdas la historia del pescador?
En mi opinión (que por supuesto es una mera opinión y no tiene que ser compartida por todos) la vida no consiste en poseer cada vez más cosas y mejores, no consiste en vivir cada vez experiencias más y más costosas. Sí, a todos nos gustan los viajes espectaculares, no seré yo quien diga lo contrario, pero la clave es qué hay que hacer para conseguirlos: ¿trabajar más? ¿endeudarse? ¿ser más cautivo?
¿Y qué te parecería si fueran tus inversiones las que te pagaran ese viaje cada año? ¿Qué te parecería si te dijera que puedes cambiar de coche cada 4 años con un modelo de renting, en un formato más rentable y óptimo financieramente? Todas estas cosas las trabajaremos con ejemplos reales y personales, para que veas que es posible.
Pero siempre habrá un plan, intentaremos trabajar el control de los impulsos, porque una parte muy importante dentro de la filosofía del buen inversor está en la psicología, en el control emocional, la capacidad de esfuerzo, la constancia, la resiliencia.
Al contrario de lo que muchos pensarán no vamos a tratar sobre métodos para vivir en escasez, aunque nos gusta la filosofía del frugalismo, creemos que hay que disfrutar a lo largo de todo el camino, pero disfrutar no es lo mismo que derrochar. La clave de la filosofía que compartimos está en la planificación financiera, en el control del presupuesto, tanto de ingresos (en lo que inicialmente menos podremos hacer) como sobre todo en el control de gastos.
Pero esta forma de pensar nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos y nos aportará positivamente en varios aspectos de la vida.
¿Sabes que hay una teoría que habla que cuanto más espacio disponemos más tendencia tenemos las personas a acumular objetos y cosas? ¿Al igual que si planteas una reunión de 1 hora tendemos a llenar la reunión aunque realmente se podría resolver en 20 minutos?
Pues resolver estos puntos es parte de nuestra filosofía. Por un lado, porque acumular objetos y comprar cosas nuevas suponen gastos (en muchos casos innecesarios) que podríamos transformar en inversiones. Pero por otro, y no por ello menos importante, el hecho de acumular cosas hace que tengamos más cosas que gestionar, más cosas que ordenar y que limpiar.
Y estas pequeñas cosas nos roban recursos que podríamos destinar a inversión para generar ingresos futuros, pero igualmente importante nos roban tiempo que es nuestro bien más preciado.
Por tanto, y volviendo al inicio de la reflexión, el consumismo, la posesión, nos ata, nos ancla física o mentalmente. Y eso es lo contrario a la libertad.